# Funcionamiento técnico de un detector acústico de xilófagos ## Principios físicos y acústicos de la detección de xilófagos Los insectos xilófagos (como termitas, carcomas y otros barrenadores de la madera) generan vibraciones y sonidos de baja intensidad al alimentarse y desplazarse dentro de la madera. Estas señales acústicas, aunque **imperceptibles para el oído humano debido a su baja amplitud y a menudo alta frecuencia**, pueden propagarse a través de la estructura leñosa​. Por ejemplo, las termitas obreras al masticar producen _chasquidos breves_ (pulsos acústicos de ~0,5–5 ms) de espectro amplio. Gran parte de la energía de estos pulsos se encuentra en el rango audible de unos cientos de Hz hasta varios kHz​. De hecho, se ha reportado que la mayoría del ruido generado por termitas se concentra aproximadamente entre **100 Hz y 15 kHz**, con picos típicos en el rango de 1–5 kHz​. En este rango de frecuencias las señales pueden viajar relativamente lejos por la madera con menos atenuación que en ultrasonidos. Las termitas también generan sonidos de comunicación (p. ej. golpes de cabeza o mandíbula) que producen clics audibles cuando la colonia es perturbada, aunque para la detección suele aprovecharse sobre todo el patrón irregular de _chasquidos de masticación_ durante su actividad alimenticia. Otros insectos xilófagos presentan emisiones acústicas similares. Las larvas de carcoma (Anobium spp. y afines) emiten un **leve sonido de roer o crujido** al taladrar túneles en la madera, comparable a un rascado suave. Asimismo, ciertas especies como el _escarabajo del reloj de la muerte_ (Xestobium spp.) producen chasquidos audibles al golpear la madera, aunque estos son señales de apareamiento más que indicativos de alimentación. En todos los casos, los principios físicos son análogos: la actividad biológica del insecto induce vibraciones mecánicas en la matriz leñosa (vibraciones estructurales) que se transmiten como ondas sonoras. Un **detector acústico de xilófagos** explota este fenómeno, captando dichas vibraciones minúsculas y aislando sus patrones característicos para diferenciar los sonidos de plaga de otros ruidos ambientales o estructurales. En resumen, el fundamento es que la presencia de insectos dentro de la madera **se delata por un “firma acústica” específica** de pequeños chasquidos y crujidos que, con el equipo adecuado, pueden detectarse y atribuirse a la actividad biológica. Vale la pena destacar que aunque también es posible detectar ultrasonidos (>20 kHz) generados por insectos, las frecuencias ultrasónicas sufren atenuación muy alta en la madera y el aire. Por ello, enfocarse únicamente en ultrasonidos puede limitar el alcance efectivo de detección a zonas muy cercanas al sensor. En la práctica, los sistemas acústicos aprovechan principalmente el espectro audible bajo y medio (≈1–15 kHz) donde ocurren la mayoría de ruidos de xilófagos y donde la transmisión a lo largo de la pieza de madera es más eficiente. Además, en esa banda el **ruido de fondo ultrasónico es prácticamente nulo**, lo que mejora la relación señal/ruido al usar sensores de muy alta frecuencia. En resumen, el detector acústico funciona captando vibraciones producidas por insectos al roer, típicamente pulsos de corta duración con contenido frecuencial característico, los cuales pueden distinguirse de ruidos aleatorios por sus propiedades temporales (ráfagas breves) y espectrales (picos en kHz). ## Componentes principales de un detector acústico de xilófagos Un detector acústico para insectos xilófagos consta de varios componentes electrónicos y mecánicos diseñados para **captar, amplificar y analizar** los diminutos sonidos dentro de la madera. Los componentes esenciales suelen ser: - **Transductor acústico de contacto (sensor)** – Es el elemento encargado de recoger las vibraciones en la madera. Frecuentemente se emplean _micrófonos de contacto_ o sensores piezoeléctricos (p.ej. acelerómetros) altamente sensibles, que se apoyan o clavan en la superficie de la madera para captar vibraciones estructurales directamente​. Este sensor convierte las ondas mecánicas en señales eléctricas. En algunos diseños se le denomina _sonda auditiva_ o “estetoscopio electrónico". Para mejorar la transmisión del sonido al sensor, a veces se usan pequeños clavos o chinchetas insertadas superficialmente en la madera, acopladas al transductor. - **Preamplificador y amplificador de señal** – Dado que las señales captadas son de amplitud extremadamente baja, el detector incorpora un amplificador de muy alta ganancia para elevar la señal a niveles utilizables. Suele haber un preamplificador cercano al sensor (para reducir ruido introducido por el cable) y una unidad amplificadora central ajustable por el usuario (control de volumen/ganancia). Por ejemplo, en sistemas comerciales se destaca la _gran sensibilidad de la sonda_ y un _potente amplificador de audio_ que permiten percibir claramente los sonidos de xilófagos. - **Filtros analógicos** – Muchos detectores incluyen filtrado electrónico para limitar la banda de frecuencia de interés. Normalmente se implementa un filtro pasa-banda que atenúa las frecuencias muy bajas (ruido de pisadas, vibraciones de maquinaria de menos de ~100 Hz) y las muy altas (ultrasonidos por encima de ~20 kHz, que no aportan información útil en algunos diseños. Esto optimiza la detección en el rango donde los insectos producen la mayor parte de su ruido y mejora la relación señal/ruido. - **Conversión y procesamiento digital (opcional)** – En equipos modernos, la señal puede digitalizarse mediante un convertidor A/D e ingresar a un microprocesador o a una computadora para análisis avanzado. Sin embargo, muchos dispositivos profesionales funcionan en tiempo real de forma analógica, entregando la señal filtrada directamente para monitorización auditiva o grabación. Algunos sistemas inalámbricos más sofisticados incorporan módulos de procesamiento que analizan la señal localmente o la transmiten a un computador central. - **Indicadores y salida de audio** – Casi todos los detectores cuentan con una salida audible (jack para **auriculares** o altavoz) que permite al operador escuchar ampliados los sonidos internos de la madera. Adicionalmente, pueden tener indicadores visuales (LEDs o medidores) que señalan la presencia de actividad inusual (por ejemplo, un LED que parpadea al detectar un pulso por encima de umbral). Algunos modelos proporcionan conectividad para **grabación o análisis externo**, mediante salidas de línea (RCA) o puertos para conexión a PC. Esto posibilita registrar audio para un análisis espectral posterior o para entrenamiento del personal. - **Alimentación portátil** – Dado que suelen emplearse en campo (edificios, estructuras, etc.), suelen ser equipos portátiles alimentados por baterías. Por ejemplo, algunos funcionan con baterías de 9V con autonomía de varios meses. En dispositivos inalámbricos, también incluyen módulos de radio (p. ej. ZigBee, WiFi) para transmitir datos, y es importante la eficiencia energética para prolongar la vida de la batería. En conjunto, estos componentes conforman un equipo compacto. Un ejemplo es el kit **Audiotermes**, que incluye una unidad central amplificadora, una sonda acústica de contacto con su cable, salida de audio (RCA) para conexión a grabadora/PC, y auriculares para la escucha en tiempo rea. La integración de estos elementos permite al técnico detectar in situ la presencia de insectos en vigas, marcos, mobiliario u otros elementos de madera, sin necesidad de dañar la estructura. ## Técnicas de procesamiento de señal para identificar la actividad de xilófagos El mero hecho de amplificar el sonido de la madera no es suficiente; es necesario **distinguir los sonidos producidos por insectos de otros ruidos** ambientales o estructurales. Para ello, los detectores acústicos emplean diversas técnicas de procesamiento de señal, tanto analógicas como digitales, que ayudan a realzar la “firma acústica” de los xilófagos: - **Filtrado de bandas de frecuencia:** Como se mencionó, se aplica filtrado pasa-banda para centrar la escucha en las frecuencias típicas de actividad biológica (por ejemplo, 1–10 kHz) y rechazar frecuencias fuera de ese rango. Esto suprime ruidos de baja frecuencia (vibraciones mecánicas de fondo como pasos, tráfico, maquinaria lejana) cuyo espectro suele estar por debajo de ~100 Hz, así como ruido de alta frecuencia (interferencias de equipos electrónicos, ultrasonidos ambientales). Algunos dispositivos históricos se enfocaron en bandas específicas donde sabían que la respuesta de termitas era máxima (por ejemplo, un sistema patentado usaba solo 1.46–3.34 kHz. - **Detección de eventos transitorios (thresholding):** Una característica clave de la actividad xilófaga es que ocurre en impulsos cortos y esporádicos, a diferencia de muchos ruidos de fondo que son continuos o de larga duración. Los procesadores analizan la señal temporal buscando pulsos repentinos que sobresalen del nivel base de ruido. Se suele establecer un **umbral de amplitud**: cuando la señal supera el umbral en un instante, se marca como un posible “evento” (chasquido de insecto). Para evitar confundir ruidos sostenidos (p.ej. un roce prolongado o voz humana lejana) con actividad de insectos, **se descartan señales de duración larga**; por ejemplo, una estrategia es ignorar cualquier sonido que dure más de cierta ventana (p. ej. >200 ms)​, ya que un insecto masticando no produce un tono sostenido sino breves crujidos. De igual forma, el ruido de fondo típicamente varía lentamente en escala de segundos, por lo que las variaciones lentas de amplitud se pueden filtrar, enfocándose solo en cambios bruscos en milisegundos​. - **Análisis espectral de pulsos:** Una vez detectados pulsos candidatos, es común analizar su contenido en frecuencia para validar si coinciden con el perfil típico de un insecto. Por ejemplo, al identificar un pulso, un detector digital puede calcular la **transformada de Fourier de una ventana corta** alrededor del evento (unos pocos milisegundos centrados en el pico)​. El espectro resultante se compara con patrones conocidos: se han establecido _perfiles espectrales_ de actividad de termitas y de ruidos de fondo típicos. Ciertos picos o distribuciones de energía (por ejemplo, energía predominante entre 1–4 kHz y decaimiento rápido fuera de esa banda) pueden indicar con alta probabilidad la presencia de insectos​. En cambio, si el espectro del pulso no se parece a ninguno de los patrones de plaga conocidos, se descarta como ruido no relevante. Este enfoque de _correlación de patrón_ fue implementado por Mankin et al. (2001) para distinguir automáticamente pulsos de termitas vs. interferencias en sus grabaciones. - **Reconocimiento de patrones en el tiempo:** Más allá de cada pulso individual, los insectos tienen _patrones temporales_ de actividad. Por ejemplo, un grupo de termitas activas generará decenas de chasquidos al minuto, de distribución aleatoria pero con cierta persistencia en el tiempo mientras se alimentan. Los algoritmos pueden buscar **agrupaciones de pulsos**: si se detectan múltiples pulsos válidos en un intervalo (p. ej. >5 eventos por minuto en la misma zona), la confianza en la detección positiva aumenta. Asimismo, la separación temporal entre pulsos puede analizarse; ciertos insectos pudieran tener frecuencias de roído características (aunque en general la actividad alimenticia es estocástica). En cualquier caso, la presencia de pulsos repetidos que no se explican por ruidos periódicos mecánicos es un indicador fuerte. - **Supresión de ruido y mejora de señal:** Cuando el detector opera en entornos ruidosos, se aplican técnicas más avanzadas de filtrado adaptativo o de procesado digital. Por ejemplo, se han ensayado métodos de _de-noising_ mediante **wavelets**, que permiten separar transitorios cortos del ruido de fondo de manera eficiente en diversas escalas de tiempo-frecuencia​. Otra herramienta es el cálculo de la **curtosis espectral**, que realza la presencia de componentes impulsivas (de alta curtosis) en determinadas bandas de frecuencia útiles para detectar la “firma” de los insectos. Estas técnicas ayudan a aislar señales débiles de insectos aun cuando haya cierto ruido residual tras el filtrado básico. - **Inteligencia artificial y clasificación automática:** En desarrollos recientes, se ha recurrido a algoritmos de _machine learning_ para identificar la actividad de xilófagos de forma automatizada. Un ejemplo es el uso de máquinas de vectores de soporte (**SVM**) entrenadas con muestras de audio. Bilski et al. (2017) entrenaron un algoritmo SVM con cerca de 200 grabaciones de sonidos de insectos y lograron una precisión de detección cercana al 90% en condiciones de laboratorio​intranet.aidimme.es. En esos sistemas, tras la etapa de **extracción de características** (energía en bandas específicas, tasa de pulsos, etc.), el clasificador decide si la señal corresponde a insectos y potencialmente hasta podría diferenciar el tipo de insecto por su perfil sonoro. No obstante, estos métodos requieren bases de datos amplias y engloban la variabilidad de condiciones reales (ruidos de ambiente en edificios, museos, ruidos estructurales como crujidos térmicos de la madera, sistemas de climatización, etc.), por lo que su desempeño puede reducirse fuera del laboratorio​intranet.aidimme.es. Aun así, representan el estado del arte en procesamiento para detección temprana. En suma, el procesamiento de señal en un detector acústico combina **filtros**, **detectores de picos** y **análisis de patrones temporales/espectrales** para discriminar la actividad de xilófagos. Muchas unidades comerciales entregan el audio amplificado al operador, confiando en el _oído entrenado_ del profesional para reconocer los chasquidos típicos​. Adicionalmente, la salida a PC permite aplicar las técnicas avanzadas mencionadas (FFT, espectrogramas, software de detección) para documentar y confirmar la presencia de plagas de forma objetiva. ## Limitaciones y consideraciones técnicas Si bien la detección acústica de xilófagos es una herramienta poderosa y no destructiva, presenta **limitaciones técnicas y condiciones a considerar** para su correcta aplicación: - **Alcance y atenuación en la madera:** La sensibilidad de estos dispositivos decae con la distancia. En general, solo se detectan insectos que estén **próximos al sensor** o dentro de un radio limitado debido a la atenuación del sonido en la madera​intranet.aidimme.es. Estudios indican que en medios sólidos, las frecuencias altas se atenúan muy rápido: por ejemplo, señales ultrasónicas solo viajan unos pocos centímetros en madera o suelo antes de perderse​. Las frecuencias más bajas (e.g. <10 kHz) pueden propagarse más lejos (decenas de centímetros o metros)​, pero también son más susceptibles a ruido. En la práctica, esto significa que el detector debe colocarse lo más cerca posible de la zona sospechosa. Para abarcar vigas o estructuras grandes, es necesario **múltiples puntos de medición** moviendo la sonda por diferentes áreas. Un detector comercial declara poder escuchar actividad a lo largo de _4 metros de longitud de madera_ bajo buenas condiciones​ tección hasta ~45 mm de profundidad en madera blanda (pino) pero solo ~20 mm en madera dura (roble) para ciertos dispositivos​[. Por ello, la **profundidad de detección** efectiva varía con el tipo de madera y su estado. - **Ruido ambiental y vibraciones espurias:** Los detectores acústicos son extremadamente sensibles, por lo que captan fácilmente ruidos ajenos a las plagas. Vibraciones del entorno (tráfico vehicular, pasos en el piso, puertas cerrándose, viento, lluvia golpeando la estructura, funcionamiento de electrodomésticos, etc.) pueden generar señales en la misma banda de frecuencia que enmascaren o imiten los sonidos de insectos. Esto obliga a realizar las mediciones en condiciones controladas: idealmente en momentos de poco ruido (de noche o con la zona aislada de vibraciones) y evitando contacto humano con la estructura durante la auscultación. Adicionalmente, los sistemas incorporan filtrado para mitigar este problema, pero no siempre es suficiente. Un caso particular son las **interferencias en el espectro de ultrasonidos**: algunos dispositivos señalaban que las actividades termíticas generan ruido de fondo en ultrasonido que interfería con la monitorización permanente​intranet.aidimme.es. Otra fuente de confusión pueden ser pequeños roedores/insectos no xilófagos que hagan ruidos estructurales, o incluso el crujido natural de la madera (dilataciones térmicas, asentamientos). El operador debe saber distinguir estos artefactos de la posible señal biológica. En entornos muy ruidosos, la detección acústica convencional puede no ser viable sin procesado avanzado (p. ej. en una fábrica en operación sería difícil). - **Necesidad de calibración y entrenamiento:** A diferencia de métodos pasivos como trampas de cebo, la interpretación del detector acústico requiere cierta **expertise**. Los técnicos necesitan “adiestrar el oído” para reconocer rápidamente el patrón de sonidos de xilófagos​. Aunque las empresas proveen grabaciones de referencia (p.ej. sonidos típicos de termitas, carcoma, etc.) para guiar al usuario, sigue existiendo subjetividad en la escucha. Los análisis por software pueden reducir el error humano, pero en campo muchas decisiones se toman con la evaluación auditiva inmediata. Por tanto, se considera un instrumento de apoyo al diagnóstico que funciona mejor en manos de personal experimentado. La calibración del equipo es otra consideración: debe ajustarse la ganancia adecuada para no amplificar en exceso el ruido de fondo ni perder sensibilidad. Los fabricantes suelen calibrar sus sensores a los niveles de señal que producen las especies objetivo más comunes​. - **Condiciones de la madera (tipo, humedad, degradación):** Las propiedades del material influencian la transmisión acústica. Maderas blandas y con vetas rectas pueden conducir mejor ciertos rangos de frecuencia, mientras que maderas duras o muy resinosa pueden amortiguar más el sonido. Una madera altamente húmeda (por ataque de hongos o filtraciones) tiende a absorber las frecuencias agudas, modificando la firma acústica; por otro lado, una madera reseca y agrietada puede generar micro-crujidos adicionales. Además, si la infestación de xilófagos está acompañada de **podredumbre fúngica**, la actividad del hongo en sí no genera ruidos detectables, pero la degradación del material podría cambiar el contexto acústico. Algunos sensores especializados combinan medición de humedad y temperatura para complementar la detección (alertando condiciones propicias para hongos)​intranet.aidimme.es, pero en general los detectores acústicos puros **no distinguen si el sonido es en madera sana o deteriorada**. El operador debe tener en cuenta que una ausencia de sonido no garantiza ausencia de plaga si la madera está en malas condiciones estructurales (la plaga podría estar pero la acústica es desfavorable). - **Cobertura de especies y etapas de vida:** Las termitas, al ser sociales y movilizar cientos de individuos, suelen producir señales más frecuentes y detectables. En cambio, larvas de carcoma u otros coleópteros xilófagos actúan individualmente en pequeños sectores; su detección es más difícil porque puede haber solo unas pocas larvas haciendo ruido esporádico en un volumen grande de madera. Como advierten los especialistas, en insectos no sociales la efectividad del método acústico se reduce, pues el ataque puede estar muy localizado y pasar desapercibido si el sensor no está casi encima​intranet.aidimme.es. Además, las distintas especies varían en sonoridad: _cuanto mayor el insecto, mayor suele ser la presión de señal generada_​ (larvas grandes de cerambícido harán más ruido que pequeñas larvas de anóbido, por ejemplo). Los detectores acústicos están típicamente optimizados para termitas y carcomas comunes; podrían no detectar con la misma sensibilidad otros xilófagos menos ruidosos o en etapas no alimenticias (p. ej. pupas no hacen ruido, adultos fuera de la madera tampoco). Por ello, es importante utilizar estos instrumentos como parte de un diagnóstico integral junto con inspección visual, pues **el silencio en el detector no garantiza al 100% la ausencia de plaga** (pudiera haber infestación incipiente o inactiva temporalmente). En resumen, las limitaciones implican que la **detección acústica requiere condiciones favorables y experiencia**, y que no siempre es infalible. No está pensada para monitorización continua sin supervisión (salvo desarrollos experimentales), sino como apoyo en inspecciones puntuales. Aun con sus limitaciones, cuando se usa adecuadamente puede revelar infestaciones ocultas que pasarían desapercibidas de otro modo, evitando daños mayores. ## Aplicaciones prácticas y ejemplos de instrumentos profesionales La tecnología de detección acústica de xilófagos se aplica en diversos contextos profesionales: desde la inspección de viviendas y muebles antiguos, hasta la conservación de bienes patrimoniales y el monitoreo de estructuras de madera de alto valor (templos, puentes, obras de arte). A continuación, se describen algunas **aplicaciones prácticas y dispositivos reconocidos** en el mercado o en la literatura técnica: - **Inspección de edificios y mobiliario (Control de plagas):** Las empresas de control de plagas usan detectores acústicos para localizar infestaciones _in situ_ sin destruir partes de la estructura. Por ejemplo, un técnico puede recorrer una vivienda apoyando la sonda en vigas, marcos de puertas, suelos de madera y mobiliario, escuchando indicios de termitas o carcomas activas. Esta técnica ha permitido, en casos reales, **identificar el foco de termitas oculto** bajo un piso de madera, cuando no era evidente visualmente​. Una vez detectado el punto con ruido de “masticación”, se dirige allí el tratamiento (inyección de insecticida, por ejemplo), de forma mucho más precisa. En el ámbito profesional, se considera que dispositivos acústicos como parte del “arsenal” del técnico ayudan a reducir la necesidad de abrir paredes o desmontar estructuras a ciegas​ Eso sí, su uso requiere paciencia: “cazar” termitas con el oído implica tomarse el tiempo de escanear zona por zona y descartar falsas alarma. En España, un dispositivo muy difundido entre los profesionales es el mencionado **Audiotermes**, calibrado para termitas subterráneas, termitas de madera seca y carcomas comunes​. Este equipo, fabricado por Helpest21, permite una inspección rápida (en pocos minutos se puede auscultar un elemento) y ofrece claridad en la señal hasta distancias de varios metros en la pieza examinada​. Incluye auriculares para la escucha y salida a PC, facilitando la formación del técnico mediante la comparación de sonidos grabados. Su uso típico es en evaluaciones iniciales de infestación y en verificaciones post-tratamiento para confirmar que ya no se oyen signos de actividad (lo que indicaría éxito en la eliminación de la colonia). - **Monitorización de estructuras de valor (museos y patrimonio):** En entornos de conservación de patrimonio (museos, iglesias, edificaciones históricas), la detección temprana de xilófagos es crucial para prevenir daños irreparables. Se han empleado detectores acústicos para **monitorear obras de arte en madera, retablos, vigas antiguas**, etc., complementando métodos tradicionales. Sin embargo, en estos casos suele requerirse un monitoreo a largo plazo y continuo, lo cual presenta desafíos. Proyectos de investigación (p.ej. proyecto PATINT de AIDIMME) han evaluado sensores acústicos distribuidos en objetos patrimoniales para detectar larvas activas en periodos prolongados​intranet.aidimme.es​intranet.aidimme.es. Una iniciativa destacada fue el desarrollo de una red inalámbrica de micro-sensores llamada **WiSPr** (Wireless Smart Probe) en Australia: sensores minúsculos (del tamaño de una uña) adheridos a la madera de la estructura, que escuchan constantemente los “mordiscos” de las termitas y pueden enviar alertas remotas al detectarlos​ La idea de WiSPr es crear un **sistema de alarma temprana** en edificios: múltiples nodos alrededor de la casa vigilando acústicamente, y si uno “oye” termitas, envía un SMS o notificación al propietario o empresa de control​. Si bien WiSPr demostró la viabilidad técnica de esta monitorización automática, también evidenció retos: la necesidad de procesar señales en un computador central (o portátil) para identificar si el sonido es de termitas​intranet.aidimme.es, el consumo de energía (cada nodo requería batería reemplazable cada pocos meses) y el hecho de que fue diseñado específicamente para termitas (no detecta otros xilófagos ni condiciones ambientales)​intranet.aidimme.es​intranet.aidimme.es. Aún así, este tipo de avance sugiere que en el futuro podríamos ver **sistemas inteligentes de sensor acústico** protegiendo de forma permanente edificios históricos, integrados quizá con otras mediciones (humedad, temperatura) para un diagnóstico completo. Por ahora, la aplicación práctica en patrimonio se realiza más en formato de inspecciones puntuales con equipos portátiles, repetidas periódicamente (por ejemplo, revisiones anuales de vigas en un monumento, escuchando actividad de carcoma). - **Industria maderera y control de calidad:** Otra aplicación es la inspección no destructiva de madera estructural o comercial para verificar que no esté infestada. Empresas que exportan madera o muebles pueden utilizar la auscultación acústica como prueba de que el material está libre de plagas vivas, complementando inspecciones visuales. De igual modo, en controles fitosanitarios de aduanas se han investigado sensores acústicos para detectar insectos en embalajes de madera, palés, etc., aunque en esos casos también se usan radiografías, etc. La ventaja del método acústico es que _no irradia_ y es reutilizable, pero su limitación es cubrir mucho volumen de material requiriendo tiempo y personal especializado. - **Instrumentos profesionales destacados:** Además del Audiotermes ya citado (orientado a plagas de madera en edificaciones), existen otros dispositivos reconocidos internacionalmente: - El **IDS-2020L** (Insect Detection System 2020L) fue utilizado en EE.UU. para detección de termitas de madera seca. Es un sistema portátil con sonda de contacto y auriculares, similar conceptualmente al Audiotermes. - Los equipos **AED-2000 y AED-2010L** (Acoustic Emission Detector) de Acoustic Emission Consulting, Inc. han sido empleados en numerosos estudios. El modelo AED-2010L es un sistema portátil a baterías con un sensor piezoeléctrico montado en una aguja o varilla que se inserta en la madera (o en granos, en aplicaciones agrícolas)​. Opera en un amplio rango de frecuencia (aprox. 1–50 kHz) y entrega al operador tanto la posibilidad de escuchar “chirridos” amplificados (pops) como de conectar a un registrador digital​. Estos equipos tienen alta ganancia (hasta ~100 dB) y han sido utilizados en investigación para cuantificar poblaciones de termitas correlacionando la tasa de chasquidos con el número de individuos. Su sensibilidad es tal que pueden llegar a detectar apenas 50 termitas en un bloque de madera bajo condiciones controladas​. - Otro desarrollo interesante es el **patente US20070096928**, que propone un sensor acústico optimizado en el rango 100 Hz–15 kHz y algoritmos que automáticamente distinguen los sonidos de termitas de otros ruidos, proporcionando así una localización precisa de infestaciones ocultas en estructuras​. Si bien no todos los prototipos patentados llegan al mercado, las ideas en estas patentes han influido en la mejora de los filtros y sistemas de interpretación en instrumentos comerciales actuales. - Finalmente, aunque fuera del ámbito acústico puro, cabe mencionar que la detección de xilófagos se complementa con tecnologías como **radares de microondas** (ej. Termatrac®), cámaras termográficas, sensores de CO₂, e incluso perros adiestrados. Sin embargo, la **detección acústica** mantiene un rol único: es de las pocas que confirma la _actividad presente_ del insecto (el sonido implica que el bicho está vivo y activo en ese instante), permitiendo una confirmación directa de infestación activa, algo que otros métodos logran de forma más indirecta. **En conclusión**, un detector acústico de xilófagos funciona mediante la **captación y amplificación de los tenues sonidos producidos por insectos al alimentarse de la madera**, aplicando filtros y algoritmos para identificar ese patrón acústico único de chasquidos. Sus componentes –desde la sonda piezoeléctrica hasta los sistemas de análisis– están diseñados para maximizar la detección de esas señales sutiles. Pese a desafíos como el ruido ambiental y el alcance limitado, en manos de profesionales estos instrumentos permiten **descubrir colonias ocultas de termitas, carcomas u otros xilófagos de forma no invasiva**g guiando acciones tempranas de control y conservación. Son, en definitiva, una herramienta de diagnóstico avanzado que combina principios de acústica, electrónica y procesamiento de señales al servicio de la entomología aplicada y la protección del patrimonio de madera. **Referencias Bibliográficas:** - Mankin et al. (2002). _Acoustic detection of termite infestations_: Estudio sobre la caracterización espectral de los sonidos de termitas y técnicas de filtrado de señales​ - Ensystex España (2020). _Descripción del detector Audiotermes_: ficha técnica del equipo y alcance de detección en madera ​ - AIDIMME (2018). _Proyecto PATINT – Resumen de resultados_: análisis de métodos de monitorización de xilófagos en patrimonio, incluyendo sensores acústicos, limitaciones y SVM para detección automática​intranet.aidimme.es​intranet.aidimme.es. - Patent US20070096928A1 (2007). _Termite acoustic detection_: discute el rango de frecuencias de sonidos de termitas (100 Hz–15 kHz) y propone un sistema electrónico para su detección en estructuras - PCT Online (2021). _Hearing is Believing_: Artículo de la revista Pest Control Technology sobre casos prácticos de uso de detectores acústicos (IDS 2020-L) en infestaciones de termitas de madera seca​